En este post te voy a explicar cómo mantener una rutina para el cuidado de la piel sencilla y eficaz. Soluciones de calidad y bienestar para tu piel que te ayudarán a lucir un tono, textura y elasticidad dérmica sensacional.
La piel es el órgano más grande de nuestro cuerpo cuya función es proteger a los órganos internos de las agresiones externas. Se trata de un órgano complejo y requiere una atención específica en varios aspectos. Por ello, es importante conocer los principios básicos de una rutina sencilla para el cuidado de la piel.
Un cuidado de la piel de calidad empieza con la evaluación del tipo de piel. Nuestra piel varía en su aspecto y grosor. La de los párpados y del rostro es más fina, y la de la palma de la mano y la base de los pies más gruesa. En general, definimos la superficie de la piel como normal, seca, grasa o mixta (en forma de T). La rutina para el cuidado de la piel difiere para cada tipo de piel.
La evaluación periódica de la piel, su elasticidad y la comparación con fotos antiguas ayudan a perfilar la rutina de cuidado idóneo. Como regla general, la mayoría de los dermatólogos recomiendan un tratamiento facial regular al menos una vez a la semana para limpiar la piel en profundidad, exfoliar las células muertas, descongestionar los poros y añadir nutrientes y antioxidantes beneficiosos, según el tratamiento utilizado.
5 Consejos básicos para el cuidado de tu piel
Los siguientes consejos básicos para el cuidado de tu piel los puedes hacer en casa con tus productos más habituales. Pero sin duda hay algunos productos cosméticos, que si realmente tienen un rigor científico serio, como podrían ser los de Anesi, te ayudarán a completar lo que tu piel necesita. A continuación de lo explico.
1. Limpieza de la piel
Limpiar la piel dos veces al día
ayuda a mantener el tono de la piel y a evitar la obstrucción de los poros. Las zonas expuestas (cara, manos) deben limpiarse al menos dos veces al día. Después de la limpieza, sécala suavemente, en lugar de frotarla, y déjala ligeramente húmeda. Esto reduce los tirones cutáneos y también permite una mejor absorción de la humedad. La elección del limpiador depende del tipo de cutis. Por ejemplo, para pieles normales va mejor un limpiador no irritante con una acción espumosa suave.
Para las pieles mixtas, se recomienda un limpiador espumoso suave o un aceite. Para las pieles secas mejor una combinación de limpiador no irritante, seguido de un emoliente que proporcione hidratación extra y les ayude a evitar la irritación después de la limpieza. En cambio, para las pieles grasas, la mejor opción es un jabón o un limpiador que aglutine las partículas de grasa para levantar y eliminar la suciedad.
2. Alimentación
Recomendamos una dieta de comidas recién cocinadas. Lo ideal es una ración de verduras de hoja verde (espinacas, lechuga, etc.), o de verduras crucíferas (rúcula, coles de Bruselas, brócoli, bok choy, coliflor, col, berza, rábanos). Una ración de fruta fresca es mejor que un zumo de fruta fresca. Además, una ración de proteína vegetariana (mung, lentejas, edamame, quinoa, semillas de chía, guisantes) o carne o pescado animal pueden ser elementos dietéticos clave que ayudan a proporcionar las herramientas necesarias para mantener el tono, la vitalidad y la luminosidad del cuerpo (sin olvidar tampoco al huevo).
3. Equilibrio de la tez
Proporcionar una alta concentración de nutrientes directamente al cutis mediante el uso de un sérum o tónico después de la limpieza de la piel. El equilibrio de la tez permite una mejor absorción y ayuda a mantener la piel suave y tersa. Por ejemplo, un tónico puede contener vitamina C, vitamina E, aloe vera, ácido hialurónico y ácido alfa-lipoico.
4. Hidratación
La crema hidratante
bloquea las moléculas de agua en la capa más externa de la piel, constantemente expuesta al calor, al frío, a la contaminación y a la suciedad. Por ello, tiende a secarse rápidamente. Además, la capacidad de retener la humedad se reduce con la edad. La elección de la crema hidratante depende del tipo de piel. Por ejemplo, una loción es ideal para las pieles normales y mixtas.
Una crema (a base de aceite) es adecuada para el tipo de piel seca, y un gel (a base de agua) es ideal para el tipo de piel grasa. Si hay zonas excesivamente secas o partes de la piel que requieren un lavado frecuente, como las manos, se puede considerar un hidratante profundo, como el ácido hialurónico de bajo peso molecular.
5. Baño de vapor
Para abrir los poros y ayudar a desobstruirlos, un baño de vapor es la herramienta facial perfecta. Si no tienes un vaporizador casero, coloca tu cara sobre una olla de agua hirviendo colocada en una mesa, y luego coloca un paño de cocina sobre tu cabeza para hacer una tienda de campaña. Puedes añadir algunos aceites esenciales respetuosos con la piel, como el de romero o el de árbol de té, pero el agua sola también es eficaz. Ten cuidado, ya que el vapor puede quemar, así que asegúrate de que retiras la piel lo suficiente como para no sentir molestias.
Espero que estas sencillas soluciones caseras para el cuidado de tu piel te hayan resultado de utilidad. Y todo esto, siempre acompañado de algo indispensable para mantener un buen tono dérmico, como dormir adecuadamente (la mayoría de órganos inician el proceso de reparación o regeneración durante el sueño) y beber agua y mantenerse hidratado (permite a la piel mantener un pH constante y combatir los factores externos).